Banco Nación, una decisión a espaldas del pueblo

El presidente Javier Milei decidió transformar el Banco de la Nación Argentina en una sociedad anónima mediante el Decreto 116/2025, sin debate parlamentario ni consulta pública. El anuncio lo hizo su vocero, Manuel Adorni, en un escueto mensaje en redes sociales: “Dios bendiga a la República Argentina. Fin.”
La medida se presenta como un intento de modernización del Banco Nación para hacerlo “más eficiente” y ampliar sus fuentes de financiamiento. Sin embargo, en un país con un historial de privatizaciones perjudiciales para el interés nacional, esta decisión despierta serias dudas. ¿Es realmente un paso hacia la mejora del banco o el inicio de su privatización total?
Una decisión sin debate ni transparencia
El Banco Nación ha sido históricamente una herramienta clave para el desarrollo productivo del país, garantizando acceso al crédito a PyMEs y sectores que el sistema financiero privado suele excluir. Con su conversión en sociedad anónima, se abre la puerta a una posible venta de acciones en el futuro, lo que debilitaría su rol público.
El gobierno sostiene que el Estado seguirá siendo el dueño del 99,9% de las acciones, pero omite responder qué impide que, más adelante, se avance con una privatización parcial o total. A la luz de las políticas de ajuste y desregulación que impulsa Milei, la desconfianza de los sectores sociales y gremiales es más que justificada.
El factor político: un decreto antes de partir a EE.UU.
Llama la atención que esta decisión se haya tomado justo antes del viaje de Milei a Estados Unidos, en un contexto donde busca atraer inversiones y afianzar su vínculo con el mercado financiero internacional. La transformación del BNA puede interpretarse como una señal de “buena voluntad” hacia los sectores que buscan una mayor apertura del sistema bancario argentino a la competencia extranjera.
El rechazo de los trabajadores y la lucha que se viene
Desde la Asociación Bancaria, gremio que representa a los trabajadores del sector, manifestaron su repudio y declararon el estado de alerta y movilización. Advierten que esto es un primer paso hacia la privatización y que podría afectar la estabilidad laboral de miles de empleados.
Es evidente que el gobierno eligió actuar unilateralmente, sin rendir cuentas a la sociedad ni al Congreso. No es casualidad: esta decisión no hubiera pasado sin resistencia si se hubiese sometido al debate legislativo. La historia nos ha demostrado que cuando se entregan recursos estratégicos a la lógica del mercado, quienes pagan el precio son los trabajadores y el pueblo.
El Banco Nación ha sido, desde su creación, una institución clave para el desarrollo del país. Convertirlo en una sociedad anónima sin una discusión pública real es, como mínimo, un acto de irresponsabilidad política y un avance sobre los intereses nacionales.
La privatización encubierta del Estado
El decreto de Milei no es un hecho aislado, sino parte de un plan más amplio de desmantelamiento del Estado en beneficio de los grandes grupos económicos. Como ocurrió en los años ’90, se está allanando el camino para la venta de empresas públicas estratégicas, bajo el argumento de la modernización y la eficiencia.
El pueblo argentino ha visto este guion antes: desfinanciamiento, transformación en sociedad anónima y posterior venta a precio de remate. Es hora de que la sociedad y los sectores políticos que defienden la soberanía nacional frenen este saqueo antes de que sea demasiado tarde.
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