El negocio mortal: el tráfico ilegal de armas desde EE.UU. hacia América Latina y el Caribe

Redacción Raíces Digital |El tráfico ilegal de armas desde Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe se ha convertido en una amenaza creciente para la seguridad regional. Según datos recientes, entre 2016 y 2023 el flujo ilícito de armamento desde el país norteamericano aumentó en un 120%, incentivando la delincuencia organizada y multiplicando los índices de violencia en la región.
Este fenómeno no es una consecuencia aislada, sino el resultado de políticas permisivas respecto a la tenencia y comercialización de armas en Estados Unidos. La falta de controles efectivos, sumada a la influencia de poderosos lobbies como la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), ha convertido a EE.UU. en el principal abastecedor de armamento ilegal en el continente.
La responsabilidad política y el papel de Marco Rubio
El Secretario de Estado de EE.UU., es una de las figuras políticas con mayores vínculos con la NRA. A lo largo de su carrera ha recibido más de 3.3 millones de dólares en apoyo por parte de la organización, lo que refleja su estrecha relación con los intereses de la industria armamentista. Rubio ha sido un defensor acérrimo de los derechos de armas en su país, minimizando el impacto que el tráfico ilegal de estas genera en la región.
Mientras tanto, los países de América Latina y el Caribe enfrentan las consecuencias de esta laxitud regulatoria. Bandas del crimen organizado, narcotráfico y redes de violencia utilizan armas de origen estadounidense para fortalecer su poder, lo que ha profundizado la crisis de seguridad en naciones como México, Colombia, Brasil y Haití.
¿Quién es el verdadero enemigo?
Ante esta realidad, cabe preguntarse: ¿quién representa realmente una amenaza para la humanidad? Mientras desde Washington se señala a ciertos gobiernos y movimientos populares como factores de desestabilización, los datos muestran que es la política armamentista estadounidense la que está alimentando la violencia y el caos en el sur del continente.
La hipocresía de la política exterior de EE.UU. se evidencia en su discurso sobre seguridad y democracia, mientras permite que su propio sistema facilite el tráfico de armas que destruye comunidades enteras. En este contexto, la región debe exigir respuestas y, sobre todo, soluciones concretas ante una problemática que sigue costando miles de vidas cada año.