La industria en la cuerda floja: ajuste, apertura y retroceso productivo

Desde que asumió La Libertad Avanza, la industria nacional sufre una caída libre: se perdieron empleos, cerraron fábricas y crecen las importaciones. El gobierno eliminó políticas de protección y fomentó un modelo que favorece a los que traen productos del exterior. Todos los datos son del Instituto de Pensamientos y Políticas Públicas (IPyPP), del partido Unidad Popular.
La situación de la industria argentina es crítica. Apenas asumió, el régimen de Javier Milei aplicó un fuerte ajuste fiscal que redujo el poder de compra de la gente y desplomó el consumo interno. Al mismo tiempo, liberó las importaciones, bajó aranceles y eliminó toda política que protegía a las empresas nacionales. El resultado es un combo explosivo: caída de la producción, pérdida de empleos y crecimiento de productos importados.
En el primer trimestre de 2025, la producción industrial cayó casi un 10% comparado con el mismo período de 2023. Las fábricas trabajan menos: la utilización de la capacidad instalada bajó 8,8 puntos porcentuales. Dentro de ese promedio, uno de los sectores más golpeados fue el de los productos minerales no metálicos —como los materiales para la construcción—, que registró una caída de 23 puntos porcentuales, directamente relacionada con la crisis en la obra pública.
Este parate productivo ya se traduce en despidos: se perdieron 25.000 empleos industriales registrados en lo que va del gobierno libertario, con especial impacto en rubros como textiles, calzado y metalmecánica, todos sectores intensivos en mano de obra.
Mientras tanto, lo que sí crece son las importaciones. En abril, las compras del exterior aumentaron un 37,3% interanual, con picos alarmantes en vehículos (+204,5%) y bienes de consumo (+77%). Esto significa que cada vez más productos que antes se fabricaban acá, ahora vienen de afuera, quitándole mercado a la producción local. No es casual que el 42% de las PyMEs industriales digan sentirse amenazadas por esta invasión importadora.
El gobierno no solo eliminó las SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina), sino que también interrumpió medidas paraarancelarias que protegían a sectores como indumentaria, calzado, bicicletas y siderurgia, y eliminó el Impuesto País. Además, avanzó con una baja de aranceles que en las últimas semanas se extendió al sector textil, la industria electrónica de Tierra del Fuego y las importaciones de bienes de capital.
Todo esto se ve agravado por la política cambiaria: la apreciación del peso —usada como ancla antiinflacionaria— abarata las importaciones, lo que vuelve aún menos competitiva a la industria nacional.
A esto hay que sumarle el desmantelamiento de políticas industriales, como la Ley de Compre Argentino y el Programa de Desarrollo de Proveedores, ambos derogados por el DNU 70/2023. También se frenaron programas de apoyo a la ciencia, la tecnología y la producción, como parte del ajuste brutal del gasto público.
El rumbo está claro: se está reprimiarizando la economía, destruyendo capacidades productivas y dejando a miles de trabajadores sin su fuente de ingreso. En lugar de fortalecer la industria nacional, se la entrega a la lógica del libre mercado y la competencia desleal. El resultado no es eficiencia, es abandono, pérdida de soberanía y un país cada vez más dependiente del extranjero.