Burkina Faso y la nueva revolución africana: cuando la dignidad desafía al neocolonialismo (+Video)

Una ola de rebeliones anticoloniales recorre el corazón del Sahel africano. En Burkina Faso, el capitán Ibrahim Traoré retoma el camino iniciado por Thomas Sankara en los años 80: recuperar los recursos del pueblo, expulsar a las potencias extranjeras y construir soberanía desde abajo.
Por Redacción Raíces Digital
(Con base en Revista Hegemonía)
Una nueva página de la historia se escribe en el corazón del continente africano. Desde la región del Sahel —esa vasta franja entre el desierto del Sahara y la sabana sudanesa—, una serie de golpes de Estado revolucionarios está desafiando el mapa neocolonial impuesto por las potencias occidentales.
El caso más emblemático es el de Burkina Faso, donde un joven capitán del ejército, Ibrahim Traoré, ha comenzado una profunda transformación política, económica y simbólica. Traoré no sólo expulsó a las tropas francesas que tutelaban el país y rechazó créditos del FMI, sino que también nacionalizó la minería del oro y reorganizó la producción agrícola para beneficio de los campesinos y artesanos burkineses.
Este proceso remite inevitablemente al legado del revolucionario Thomas Sankara, quien en 1983 había liderado una experiencia de soberanía popular sin precedentes en África: cambió el nombre colonial del país (Alto Volta) por Burkina Faso, “la patria de los hombres íntegros”, construyó escuelas, hospitales y nacionalizó los recursos naturales. Pero esa revolución fue abortada en 1987 mediante un golpe de Estado impulsado por Blaise Compaoré, quien asesinó a Sankara y devolvió el país al dominio neocolonial francés durante 27 años.
Hoy, con Traoré al frente del Estado desde 2022, la historia parece querer saldar aquella traición. El nuevo liderazgo no sólo se propone restaurar las políticas emancipadoras de Sankara, sino que lo hace en un contexto geopolítico diferente, con alianzas que incluyen a Rusia y una nueva consciencia panafricana.
Burkina Faso sigue siendo uno de los países más pobres del mundo, pero las medidas adoptadas por el actual gobierno —como prohibir la exportación de oro en bruto y agregar valor localmente— están generando una redistribución inédita de ingresos para el pueblo.
Sin embargo, el horizonte es incierto. Como advierte la Revista Hegemonía, el ejemplo burkinés amenaza intereses globales, y no se descarta que nuevas maniobras externas intenten frenar esta revolución, como ocurrió en el pasado.
África está de pie. Y desde la trinchera sur del mundo, Raíces Digital se suma a quienes siguen con atención la posibilidad de que, esta vez, la dignidad no sea asesinada, sino multiplicada.
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