En el contexto de una fuerte caída del poder adquisitivo en Argentina, el consumo de yerba mate ha retrocedido a niveles históricos bajos. Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el consumo interno de yerba descendió un 8,8% en los primeros nueve meses de 2024 en comparación con el mismo período de 2023, alcanzando su nivel más bajo en nueve años. Esta baja, que pasó de 212 mil toneladas a 193,4 mil toneladas interanuales, se suma a una crisis más amplia del sector, que incluye una disminución en las exportaciones y problemas para los productores locales.
Además de la caída en el mercado interno, las exportaciones también cayeron un 16,4% en términos interanuales, afectando la relación con mercados clave como la Unión Europea y Asia, que en los últimos años habían incrementado su demanda. Este descenso en el consumo interno y las exportaciones, junto a una cosecha superior a la media, ha derivado en un aumento considerable de stocks de yerba mate en los establecimientos secaderos del país.
Impacto en los productores locales
Uno de los problemas destacados por CEPA es el empeoramiento en la relación de precios entre lo que reciben los productores y el precio en góndola. Mientras que los productores apenas captan el 5,7% del precio final de la yerba mate en las tiendas, este porcentaje representa el punto más bajo desde 2019.
La situación para los productores locales se complica aún más por las importaciones de yerba mate provenientes de Paraguay y Brasil, que se han visto impulsadas por la reducción de impuestos a productos de primera necesidad. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), en lo que va del año las importaciones de yerba han crecido un 149% respecto al mismo periodo de 2023, alcanzando 8,93 millones de kilogramos. La yerba mate importada llega al país a precios más bajos, lo que permite a las industrias nacionales adquirir la yerba a menor costo y extender los plazos de pago, afectando la estabilidad financiera de los productores argentinos.
Un sector en crisis
Desde CEPA, aseguran que “la combinación de caída de consumo interno, menores exportaciones y la competencia de importaciones” ha puesto a los productores en una situación extremadamente desfavorable, aumentando la cantidad de yerba sin vender en los secaderos. Esta situación ha generado preocupación en el sector y plantea desafíos de regulación y apoyo económico para sostener la producción de un producto fundamental en la canasta de consumo de los argentinos.
Yerba mate: más que un producto, un símbolo cultural
Para las y los argentinos, la yerba mate no es solo una bebida, sino un símbolo cultural profundamente arraigado. Es una tradición que trasciende generaciones y regiones, presente en las familias, en los encuentros sociales y en el día a día de la vida cotidiana. Compartir un mate no solo es una costumbre, sino un momento de unión social, de amistad y de conversación. El mate ha sido testigo y partícipe de los grandes momentos históricos del país, desde los encuentros familiares hasta las manifestaciones populares.
Este producto, que acompaña el ritual diario de miles de personas en todo el territorio argentino, se encuentra íntimamente ligado al sentido de identidad nacional. La yerba mate, más allá de sus efectos energizantes, ha sido durante siglos un elemento unificador, un puente entre distintas clases sociales, generaciones y culturas, lo que lo convierte en una de las tradiciones más importantes del país.
En momentos de crisis económica, cuando el consumo se ve afectado por la creciente desigualdad, el yerba mate simboliza también la resiliencia de un pueblo que se enfrenta a las adversidades sin dejar de lado sus tradiciones. A pesar de los desafíos económicos, la yerba mate sigue siendo un símbolo de la cultura argentina, un recordatorio de la importancia de mantener vivas las costumbres que nos unen como sociedad.