Si gana Maduro, los más debiles estarán empoderados
Por el periodista Víctor Hugo Morales
Este domingo Venezuela puede convertirse en Venezuela o en Argentina. Si gana Maduro, es Venezuela. Con los más débiles empoderados, con la revolución de la casa para todos. Y con la recuperación de la dignidad.
Si gana la derecha, Venezuela es la que se convierte en Argentina. Tanto que lo dijimos al revés. O que lo dijeron. Mucha más dependencia de Estados Unidos, exclusión de los sectores medios y mucha represión.
Con una casta maldita de ricos de Miami, con el apoyo de unas setenta ONG manejadas por Estados Unidos y con el apoyo del Congreso norteamericano, que es el mismo que en sus salones de Washington designó presidente a Guaidó, el ridículo personaje que terminaría siendo un verdadero corrupto, denunciado por los propios seguidores.
Con las herramientas de la mentira y el bloqueo se aseguraron un apoyo más importante que en otras elecciones. De eso no cabe ningún tipo de duda.
La embajada argentina en Caracas es el verdadero fortín de los rivales de Maduro. Un escándalo que no tiene parangón, pero entendible tratándose de Milei. Milei, a las órdenes de los medios y la derecha argentina y norteamericana, impulsando cuanto disparate sea posible para que la intromisión sea total.
Desde acá anuncian una victoria opositora. Si uno mira los diarios, parece que han creído en eso. Puede ser. Cuestión que si no sucede, puedan hablar de fraude. Está tan claro como le dicen a sus lectores.
Por ejemplo, La Nación, que dice que va a ganar la derecha. Después no ocurre y dicen que hubo fraude. ¿Qué tipo de fraude? Nunca lo pueden demostrar. Está Carter esta vez, de nuevo. Hay observadores de más de 150 países.
¿Qué encuesta puede ser creíble de un lado o de otro en estas circunstancias? Algún personaje de la política argentina jugó con la idea de que si pierde Maduro debe entregar el poder. Sí. La vileza es sencilla: el malo es Maduro. Nada que decir de la derecha que, si pierde, hablará de fraude y será la que realmente no reconozca el resultado.
Venezuela, bloqueada para que fracase su despegue hacia alguna forma de socialismo más justo, sufre hasta el robo del oro por parte de Londres. Ojo con el oro. Tiene un pueblo que ha sabido afrontar las inmensas dificultades que arrojaron encima de sus vidas, castigando a Venezuela, pero sobre todo a sus habitantes. Y haciéndoles la vida muy difícil.
Sin embargo, a 48 horas de la elección, se nos ocurre que no traicionarán la esencia de una revolución democrática que les cambió la vida. Que les dio una casa y dignidad. Para los que conocemos Venezuela, y la vimos por primera vez hace 50 años, no es ninguna sorpresa lo que pasó con el chavismo en ese país.
Quien lo conoció como era en 1970, sabe perfectamente que el único camino que tenía Venezuela era una forma de revolución. Esta que se dio con el chavismo y que continuó Maduro.
¿La respetará el pueblo? ¿La seguirá queriendo? Yo creo que Venezuela tuvo una pequeña ventaja. No hizo clase media. Es decir, el salto ha sido de dignidad, de tener la casa. Pero no pasaron a la condición de clase media, porque la situación de Venezuela lo impedía. La clase media es la que se traiciona.
Yo creo que los pobres de Venezuela, empoderados ahora, no se van a traicionar. Pero, de todas maneras, este punto de vista y este deseo que manifiesto tendrán su respuesta el domingo.
Ahí vamos a saber si nos asiste razón en pensar que el pueblo está empoderado y no le va a entregar el Gobierno a la derecha o si, equivocados, asistiremos a la asunción, nuevamente, de un Gobierno de derecha en nuestra América Latina.