CIRO ALMONACID: CUANDO EL FÚTBOL SE JUEGA CON EL ALMA

Redacción Raíces Digital | Hay historias que nacen en estadios gigantes. Pero hay otras —las más verdaderas— que nacen en canchitas de barrio, en tardes de viento, entre gritos y abrazos de gol.
La historia de Ciro Almonacid es una de esas.
Hijo de Nico “La Liebre” Almonacid, forjado en las tribunas de los partidos de la Liga de Barrio y heredero de una pasión incondicional, Ciro aprendió desde muy pequeño que el fútbol no es solo un deporte: es familia, es sueños, es amor.
Hoy, con la camiseta del Boxing Club pegada al pecho y el corazón dividido entre su ciudad y su amor eterno por River Plate, Ciro no solo juega: disfruta, late, contagia.
Cada paso que da en la cancha es una caricia a ese sueño que alguna vez empezó de la mano de su padre y su abuelo “Carpi” Almonacid.
Goleador, compañero, disciplinado y con una sonrisa que habla de su humildad, Ciro empieza a iluminar las tardes frías de Río Gallegos como uno de los santacruceños con mayor proyección futbolística.
Pero su talento no se mide solo en goles.
Se mide en su forma de abrazar a un compañero tras una asistencia.
Se mide en esa mirada limpia que se cruza con la tribuna buscando a su familia.
Se mide en ese respeto por el juego que sólo tienen los que aman de verdad lo que hacen.
En tiempos donde el fútbol parece perder la inocencia, Ciro la defiende como un estandarte.
Juega como se debe jugar: con alegría, con garra, con sueños grandes y los pies bien firmes en el sur.
Su nombre ya empieza a escucharse fuerte.
Y no sólo en Río Gallegos.
Ni siquiera solo en Santa Cruz.
Ciro representa a todos esos chicos y chicas que sueñan desde lejos, pero sienten el fútbol más cerca que nadie.
A esos que saben que no importa dónde naciste: lo que importa es cómo jugás, cómo amás, cómo soñás.
Desde Raíces Digital, elegimos contar historias que merecen ser contadas.
Ciro Almonacid es una de ellas. Y apenas está comenzando.