La reciente decisión de cerrar la Escuela Nacional de Pesca “Comandante Luis Piedra Buena” ha generado una profunda preocupación en el ámbito pesquero nacional. Fundada en 1961 bajo la resolución ministerial Nro 1709, la Escuela de Pesca y Arte Naval dictó cursos de Patrón de pesca de altura y conductor de motores, con una duración de dos años. Originalmente ubicada en el edificio de la calle Acha y 12 de Octubre en el Puerto
En 1973, la escuela reabrió sus puertas como el Centro de Capacitación de Adultos para Patrones de Buques Pesqueros, bajo la dependencia del Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires, y se trasladó a Rivadavia, entre 14 de Julio y Dorrego, en el centro de Mar del Plata. En 1977, pasó a ser parte de la Dirección de Instrucción Naval y adoptó el nombre que la identifica hoy: Escuela Nacional de Pesca “Comandante Luis Piedra Buena”.
Desde su creación, la escuela ha sido un baluarte en la formación de profesionales del mar, adaptándose a los cambios en la industria y ofreciendo programas de formación actualizados y relevantes. Ha capacitado a miles de trabajadores que son esenciales para la flota pesquera nacional, asegurando así el desarrollo y crecimiento del sector.
El Dr. Sebastián Agliano, presidente de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera y Fresquera, expresó su inquietud: “El cierre de esta institución no solo afecta a los futuros profesionales del mar, sino también a toda una industria que depende de su existencia para mantener el nivel de excelencia que se ha forjado a lo largo de décadas”.
La escuela tiene una misión clara: seleccionar, incorporar y formar a los alumnos para que, al egresar, se desempeñen en los buques de pesca marítima. También se enfoca en capacitar al personal de la Marina Mercante para su ascenso a títulos profesionales y en formar a hombres y mujeres que busquen mejorar sus habilidades en actividades relacionadas con la navegación marítima.
Su visión se centra en la sustentabilidad de la pesca, enmarcada en las normas del Código de Formación STCW (enmendado en Manila 2010), garantizando que quienes se gradúan lo hagan con la máxima eficiencia y con un enfoque en la protección del medio marino.
Desde la Asociación, se insta a la Armada Argentina a aclarar las razones detrás de este cierre y se reafirma la disposición para colaborar en la búsqueda de alternativas que aseguren la permanencia de este valioso espacio formativo. “Es vital que, a través del diálogo, se abran caminos que preserven la institución y el legado que ha representado para la pesca marítima nacional”, concluyó Agliano.
Con su cierre, se pone en riesgo no solo la capacitación de los futuros profesionales del mar, sino también el futuro mismo de una industria clave para la economía del país. La unión de esfuerzos entre todos los actores del sector puede convertirse en el motor que impulse soluciones necesarias para mantener esta escuela viva, resguardando así el legado de excelencia y formación que ha cultivado durante sus 50 años de historia.