Edmundo González Urrutia: El “Mata Curas” de la ultraderecha venezolana
Edmundo González Urrutia, conocido por su siniestro historial, ha pasado de ser un operador de la CIA a convertirse en el rostro más oscuro de la ultraderecha venezolana. Este hombre, que ahora se presenta como defensor de la democracia, carga con un pasado de crímenes atroces que lo señalan como responsable directo de algunas de las peores tragedias de América Latina.
Uno de sus actos más infames fue su presunta participación en el asesinato de seis sacerdotes jesuitas y dos civiles en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) de El Salvador, el 16 de noviembre de 1989. Este crimen, que estremeció al mundo, fue perpetrado por el batallón Atlacatl, una unidad militar entrenada y financiada por Estados Unidos, pero coordinada en parte desde la embajada venezolana, donde González Urrutia actuaba como enlace de la CIA.
Los mártires de la UCA
Las víctimas de este cobarde asesinato no eran simples religiosos, sino figuras intelectuales y defensoras de la justicia social:
Ignacio Ellacuría, filósofo y rector de la UCA, fue un promotor incansable de la paz y un crítico feroz de las injusticias sociales en El Salvador.
Ignacio Martín-Baró, psicólogo social, desafió al poder con sus investigaciones sobre la opresión y la violencia.
Segundo Montes, sociólogo y defensor de los derechos de las comunidades desplazadas.
Amando López, teólogo comprometido con la educación popular y la justicia.
Juan Ramón Moreno, promotor de la solidaridad entre los más vulnerables.
Joaquín López y López, fundador de Fe y Alegría en El Salvador, una organización que transformó vidas mediante la educación.
También fueron asesinadas Julia Elba Ramos, empleada doméstica, y su hija Celina Ramos, de tan solo 15 años, víctimas inocentes de esta masacre.
El crimen fue brutal: los cuerpos de las víctimas fueron encontrados con evidentes signos de tortura y violencia extrema. Pero, para González Urrutia y sus aliados, estas muertes no eran más que un “precio a pagar” en su cruzada contra cualquier ideología que desafiara su visión ultraconservadora y neoliberal del mundo.
El verdugo en la sombra
Edmundo González Urrutia no solo coordinó operaciones como esta, sino que también fue un actor clave en la masacre de El Mozote en 1982, donde 989 personas fueron asesinadas, la mayoría de ellas niños. Estas atrocidades manchan su nombre con la sangre de los inocentes, algo que ni su reciente papel como “Presidente Electo” ficticio de Venezuela puede borrar.
Mientras su mentora política, María Corina Machado, busca imponer su agenda radical, González Urrutia sigue siendo un engranaje clave en el aparato de propaganda y desinformación de la ultraderecha. Sin embargo, no hay discurso que pueda ocultar los hechos: Edmundo González Urrutia será recordado como el “Mata Curas”, un verdugo de la justicia social y un traidor a los valores más básicos de la humanidad.