La ex planta pesquera de Barillari, ubicada en Caleta Olivia, alguna vez representó la esperanza de revitalizar la industria pesquera local y generar empleo genuino. Durante la gestión del actual gobernador Claudio Vidal, su reactivación fue presentada como un logro político que buscaba dar respuestas a una comunidad golpeada por la desocupación. Sin embargo, lo que en su momento fue celebrado como un avance, hoy se ha transformado en un ejemplo de desidia, precarización laboral y promesas incumplidas.
Barillari, que en el pasado fue una de las plantas pesqueras más importantes de la región, terminó convertida en un espacio lleno de irregularidades. Las cooperativas encargadas de su administración están ahora bajo la lupa por denuncias de personal en situación irregular, falta de documentación y graves acusaciones de aprietes y amenazas hacia los trabajadores.
Lo que debía ser una herramienta de desarrollo para Caleta Olivia se transformó en un lugar donde las condiciones laborales son inestables y los derechos de los trabajadores quedan relegados. El esfuerzo y compromiso de las y los trabajadores, clave para la puesta en marcha de la planta, fueron invisibilizados y olvidados.
En las últimas semanas, funcionarios provinciales realizaron auditorías en la planta, interpretadas como un intento de avanzar en la regularización. Sin embargo, las acciones llegan tarde y parecen más una reacción ante el escándalo que un compromiso real con la comunidad pesquera.
Un ex cooperativista desplazado ilegalmente por la actual administración expresó: “La justicia y el gobierno tienen la responsabilidad de garantizar condiciones laborales justas y dignas para todos los trabajadores. Este proyecto fue presentado como una solución, pero en realidad se convirtió en otro fracaso político”.
El caso Barillari es un reflejo de cómo la falta de planificación y el afán político por mostrar resultados inmediatos pueden derivar en situaciones de explotación y precarización. La industria pesquera de la región necesita políticas serias, que pongan en el centro a las y los trabajadores y garanticen transparencia en la gestión.
Mientras tanto, la comunidad sigue esperando respuestas claras y acciones concretas. La pregunta que resuena en la Ciudad del El Gorosito es contundente: ¿quién se hará responsable del abandono que hoy vive la ex planta pesquera de Barillari?