El periodismo de derecha y su rol en la destrucción del país

Opinión | Alejandro Garzón, presidente de Unidad Popular Santa Cruz
La entrevista de Jonatan Viale con Javier Milei en TN dejó expuesto lo que muchos sospechaban, pero pocos medios se animan a denunciar: el periodismo de derecha en Argentina es una gran puesta en escena al servicio del poder económico. No se trata solo de una nota más con preguntas pactadas o respuestas ensayadas. Es la confirmación de que los grandes medios son cómplices de un modelo que destruye el país mientras ellos aplauden, justifican y encubren.
La entrevista de Jonatan Viale con Javier Milei en TN dejó expuesto lo que muchos sospechaban, pero pocos medios se animan a denunciar: el periodismo de derecha en Argentina es una gran puesta en escena al servicio del poder económico. No se trata solo de una nota más con preguntas pactadas o respuestas ensayadas. Es la confirmación de que los grandes medios son cómplices de un modelo que destruye el país mientras ellos aplauden, justifican y encubren.
El papelón fue total: un asesor de Milei frenó la entrevista en vivo para evitar que el presidente se metiera en un problema judicial. Viale, lejos de plantarse como periodista, aceptó sin chistar que se cambiara el curso de la conversación, dejando claro que su función no es informar, sino acomodarse al guion que le dictan. ¿Se puede llamar periodismo a eso? No. Se llama propaganda, y es la misma estrategia que vienen usando para blindar a Milei desde que asumió.
Cada día, el país se hunde un poco más. Ajuste salvaje, despidos masivos, jubilaciones de miseria, entrega de la soberanía, represión, hambre. Un modelo donde el poder real impone sus reglas a fuerza de aprietes y sobornos. Gobernadores, diputados y senadores son extorsionados para que voten leyes que solo benefician al capital financiero y sus empresas, mientras el pueblo es empujado a la desesperación. Pero para los grandes medios, la noticia es que “los mercados sonríen”. No importa cuánto sufrimiento cause este modelo, ellos se aseguran de fabricar realidades paralelas, con Milei como protagonista de un relato épico.
Pero Milei no llegó solo a la presidencia. Que hoy sea presidente también es fruto del trabajo de estos periodistas, que forman parte de una estrategia comunicacional global contra cualquier dirigente o alternativa política popular. Lo hicieron con Cristina Kirchner durante años, y lo siguen haciendo con cualquiera que desafíe el poder político, económico y mediático, incluso en las provincias, donde las campañas de demonización y las operaciones de prensa buscan aplastar cualquier resistencia.
Y ahí está Viale, uno de los peores exponentes de este periodismo servil, disfrazando de “entrevista” un show armado para proteger al presidente más irresponsable y autoritario de la historia reciente. No es serio, no es responsable, no es periodismo. Es simplemente la degradación total de una profesión que, en manos de estos personajes, perdió cualquier vestigio de ética y credibilidad.
Pero no nos confundamos: Milei insulta, pero ellos lo inspiran. Cada vez que lo justifican, que lo protegen, que le hacen el juego, refuerzan su discurso violento y antidemocrático. No es solo Viale. Son todos los que, con su complicidad, permiten que la mentira se transforme en verdad, y que un presidente sin rumbo siga destruyendo la Argentina mientras los medios aplauden.
En este marco, es urgente dar la batalla comunicacional. No alcanza con indignarse ni con denunciar la manipulación mediática. Es necesario construir una estrategia de comunicación popular capaz de organizar y unificar todas las voces que resisten este modelo de saqueo y mentira. Hay que formarse, generar contenidos, disputar sentidos y ocupar todos los espacios posibles. La derecha entendió hace tiempo que sin poder mediático no hay poder político. Es hora de que el campo popular responda con la misma contundencia.