Hace solo 50 años: cuando las mujeres en España no podían abrir una cuenta bancaria sin permiso de un hombre

Una de las formas más invisibles del control patriarcal fue legal hasta 1975 en España. Solo entonces, y tras intensas presiones sociales, las mujeres casadas pudieron acceder a derechos básicos como abrir una cuenta bancaria, firmar contratos o administrar sus propios bienes sin la tutela de un varón.
Cincuenta años. Medio siglo. Tan cerca que no es historia antigua, sino memoria viva. Hasta 1975, en España, las mujeres casadas necesitaban el permiso de sus maridos para realizar actos tan cotidianos como abrir una cuenta bancaria.
La figura legal se llamaba licencia marital y estuvo vigente desde 1889, consagrada en el Código Civil. Bajo esta norma, una mujer adulta perdía autonomía jurídica al casarse: no podía administrar sus bienes, trabajar sin autorización, iniciar un negocio ni siquiera disponer libremente de su salario. En términos legales, se la equiparaba a un menor de edad.
El cambio llegó el 2 de mayo de 1975, cuando la Ley 14/1975 reformó 59 artículos del Código Civil y 9 del Código de Comercio, eliminando esta atadura legal. Fue un avance impulsado por juristas pioneras como María Telo, en un contexto de movilización internacional marcado por el Año Internacional de la Mujer, proclamado por la ONU ese mismo año.
La dictadura franquista, anclada en un modelo ultracatólico y patriarcal, había institucionalizado la desigualdad de género, y la reforma fue una primera grieta en ese muro. Pero la verdadera igualdad no llegó de inmediato: recién con la Constitución de 1978 se consagró la igualdad ante la ley. Y aún más tarde, en 1981, se reconoció la igualdad en la administración de los bienes matrimoniales.
Este aniversario no es una efeméride cualquiera. Es un recordatorio: la igualdad no cayó del cielo, se conquistó a pulso. Y muchas veces, contra leyes que legalizaban la desigualdad.
Hoy, cuando en distintos lugares del mundo se vuelven a discutir derechos que parecían consolidados, recordar esta historia reciente es una forma de advertencia y también de homenaje: a quienes lucharon cuando todo estaba en contra, y a quienes hoy siguen peleando para que nunca más una mujer sea tratada como incapaz por el solo hecho de ser mujer.