10 de noviembre de 1975: cuando la ONU declaró al sionismo una forma de racismo
Hace 50 años, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución histórica que vinculó al sionismo con el racismo y la discriminación racial. Una decisión que desató un debate global sobre los límites del poder, la memoria y la política internacional.
La resolución que sacudió al mundo
El 10 de noviembre de 1975, la Asamblea General de la ONU adoptó una serie de resoluciones sobre la eliminación de todas las formas de discriminación. En una de ellas, declaró que “el sionismo es una forma de racismo y discriminación racial”.
La escena, registrada por la fotografía oficial de ONU Photo, mostraba a la relatora de la Tercera Comisión, Sekela Kaninda (Zaire), presentando el informe ante el estrado presidido por Kurt Waldheim, Gaston Thorn y Bradford Morse. Era la imagen exacta de un momento histórico: el Sur del mundo imponiendo su voz en la diplomacia internacional.
Contexto político e histórico
La década de los setenta estuvo marcada por la lucha contra el colonialismo y la emergencia de nuevos Estados independientes. La ONU se había convertido en el escenario donde las antiguas potencias coloniales comenzaban a rendir cuentas y el Tercer Mundo buscaba equilibrio.
En ese contexto, el debate sobre el sionismo no se redujo a una cuestión religiosa, sino a su aplicación política en el territorio palestino, donde la ocupación y el desplazamiento se vivían como formas de exclusión étnica y dominación.
La resolución 3379, aprobada por 72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones, reflejó el cambio de época: la mayoría de los países latinoamericanos, africanos y del bloque socialista apoyaron la medida, mientras que Estados Unidos e Israel encabezaron el rechazo.
La reacción y su posterior derogación
La decisión provocó una tormenta diplomática. Israel y Estados Unidos denunciaron la medida como “antisemita” y rompieron relaciones con varios países que la habían respaldado. Sin embargo, para muchos pueblos del Sur, fue la primera vez que el sistema internacional reconocía una forma de opresión desde la perspectiva de las víctimas.
Dieciséis años después, en 1991, la resolución sería revocada bajo la presión del nuevo orden mundial posterior a la Guerra Fría. Pero el debate sobre colonialismo, apartheid y derechos humanos en Palestina sigue abierto.
Una reflexión para el presente
El 10 de noviembre de 1975 no fue solo una fecha en los archivos diplomáticos. Fue el momento en que la comunidad internacional se atrevió a interpelar el poder sin miedo a las consecuencias.
Hoy, medio siglo después, cuando los muros y las ocupaciones vuelven a dividir pueblos, aquella decisión resuena como una advertencia: los derechos humanos no pueden depender de la geopolítica.
Releer esa jornada es entender que la justicia universal solo existe cuando el mundo se anima a decir “no” a la discriminación, venga de donde venga.

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