8 de noviembre de 1903: la hazaña argentina en la Antártida
Bajo el mando del Teniente de Navío Julián Irízar, la corbeta ARA Uruguay protagonizó uno de los rescates más extraordinarios de la historia polar, reafirmando la presencia y la soberanía argentina en el extremo sur del planeta.
Una historia de coraje y determinación
En 1903, cuando la Antártida era aún un territorio prácticamente desconocido, una expedición científica sueca quedó atrapada entre el hielo, aislada y sin posibilidades de regreso. En Buenos Aires, la noticia movilizó a la Armada Argentina, que decidió preparar un rescate en condiciones casi imposibles.
El desafío recayó sobre la corbeta ARA Uruguay, un buque ya veterano que había servido como buque escuela. Fue adaptado para navegar entre témpanos, reforzado con acero, provisto de carbón, alimentos y abrigo, y puesto bajo el mando del Teniente de Navío Julián Irízar, un marino joven, decidido y profundamente comprometido con su misión.
La travesía del sur helado
El 8 de noviembre de 1903, tras semanas de navegación entre tormentas, ventiscas y temperaturas extremas, Irízar y su tripulación lograron contactar con los náufragos de la Expedición de Nordenskjöld en el sur de la Isla Seymour —hoy conocida como Isla Vicecomodoro Marambio—, a apenas ocho kilómetros de lo que hoy es la Base Marambio.
Allí, en una pingüinera azotada por el frío antártico, rescataron a todos los miembros de la expedición, salvándolos de una muerte segura. Fue un gesto humanitario, científico y político: un país del Sur rescatando a exploradores europeos en el fin del mundo.
Más que un rescate: una afirmación de soberanía
La hazaña del ARA Uruguay no sólo fue una epopeya marítima. Fue una declaración de presencia argentina en la Antártida, décadas antes de que el continente blanco se convirtiera en escenario de disputas internacionales.
El coraje de Irízar y su tripulación proyectó al país al mapa de la exploración polar, mostrando que Argentina no sólo podía asistir a otros, sino también liderar en los confines del planeta.
Un legado que sigue vigente
La corbeta ARA Uruguay —hoy preservada como museo flotante en Puerto Madero— se convirtió en símbolo de entrega y vocación nacional. La gesta del 8 de noviembre de 1903 representa la unión entre ciencia, solidaridad y soberanía.
A más de un siglo, sigue recordándonos que la historia argentina no sólo se escribe en tierra firme, sino también en los mares y en el hielo, donde la bandera nacional flameó como signo de humanidad y coraje.

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