Día del Trabajador de la Construcción: cuando el país se detiene, los obreros quedan a la intemperie

Redacción Raíces Digital | En su día, los trabajadores de la construcción no tienen mucho que festejar. La paralización de la obra pública dispuesta por el gobierno de Javier Milei provocó la pérdida de más de 100 mil empleos. En Santa Cruz, obreros esperan desde hace meses a la vera de la ruta sin respuestas del gobierno provincial.
Este 22 de abril se conmemora en Argentina el Día del Trabajador de la Construcción. Una jornada históricamente dedicada al reconocimiento de quienes, con esfuerzo y profesionalismo, levantan los cimientos materiales del país. Sin embargo, en este 2025, el panorama dista de ser alentador: el sector atraviesa una de las crisis más profundas de las últimas décadas.
Desde la llegada de Javier Milei a la presidencia, el freno a la obra pública ha sido total. Bajo la consigna de reducir el “gasto estatal”, el Gobierno nacional desfinanció miles de proyectos en ejecución y desarticuló programas de infraestructura en todo el país. Las consecuencias han sido inmediatas y dolorosas: según datos de la Cámara Argentina de la Construcción y la UOCRA, ya se han perdido más de 100 mil puestos de trabajo directos en el rubro.
La parálisis no solo golpea a los obreros. También afecta a cientos de pequeñas y medianas empresas, proveedores de materiales, transportistas, técnicos y profesionales. La caída en la actividad repercute en cadena en economías regionales y en la calidad de vida de las comunidades, donde escuelas, hospitales, viviendas sociales y rutas quedaron a medio hacer.
En la provincia de Santa Cruz, la situación es igualmente alarmante. En distintas localidades, trabajadores de la construcción se mantienen desde hace meses a la vera de la ruta, reclamando por sus puestos de trabajo. Muchos de ellos formaban parte de obras que fueron anunciadas y luego detenidas sin explicación. El gobierno provincial, encabezado por Claudio Vidal, había prometido la reactivación de estos proyectos, pero hasta el momento no ha dado respuestas concretas.
En su día, el trabajador de la construcción no recibe homenajes oficiales ni anuncios esperanzadores. Solo el silencio de un Estado que decide ajustar desde abajo. Y el ruido persistente del reclamo de miles que exigen lo básico: volver a trabajar y sostener a sus familias con dignidad.