Las Putas de San Julián: Rebeldía y Orgullo de Clase

La historia de las putas de San Julián no es un relato perdido en los márgenes de la historia oficial. Es un acto de resistencia que, hace 103 años, sacudió la Patagonia y que hoy sigue resonando en cada lucha contra la opresión.
Cinco mujeres, trabajadoras de un prostíbulo en un pueblo remoto del sur, se atrevieron a desafiar a los verdugos del pueblo. Se negaron a atender a los soldados que, días antes, habían fusilado a cientos de peones rurales por exigir condiciones de trabajo dignas. Su negativa no fue un simple rechazo: fue un grito de dignidad, una declaración de principios. Con asesinos, no nos acostamos.
El poder intentó borrar sus nombres, ocultar su ejemplo tras la hipocresía de quienes explotan y descartan sin pudor. Pero su historia resistió. Osvaldo Bayer la rescató del olvido y nos recordó que la lucha de clases no es una consigna del pasado. Porque lo que pasó en San Julián sigue pasando hoy: en cada despido injusto, en cada salario pulverizado, en cada derecho arrebatado por quienes gobiernan para los poderosos.
En tiempos donde el capital se disfraza de libertad y la represión de orden, estas cinco mujeres nos enseñan que hay límites que no se cruzan. Que la lealtad de los de abajo está con los de abajo. Que la sumisión no es opción y que el orgullo de clase es lo único que impide que nos dobleguen.
No se trata solo de recordar la historia. Se trata de tomar el ejemplo. De preguntarnos, en este presente de ajuste y saqueo, de qué lado estamos. Porque cuando los verdugos vuelvan a exigir obediencia, cuando pretendan que miremos para otro lado mientras humillan y explotan, habrá que recordar la respuesta de las putas de San Julián hace un siglo: NO
#RaicesDigiral