Con enorme felicidad, las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el cierre de este año con una noticia histórica: la restitución de la identidad del nieto 138, el hijo de Marta Enriqueta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, nacido en diciembre de 1976. Este hallazgo representa 47 años de búsqueda incansable por la verdad y la identidad, sumando un nuevo capítulo a la lucha contra las secuelas del terrorismo de Estado.
Una familia marcada por el amor y la resistencia
Marta Pourtalé, nacida en Azul, provincia de Buenos Aires, y Juan Carlos Villamayor, oriundo de Buenos Aires, compartieron un amor profundo y un compromiso militante en Montoneros. Marta, apodada “La Negra” o “María”, y Juan Carlos, conocido como “El Negro” o “Ricardo”, soñaban con un futuro en familia. Ella ya tenía un hijo, Diego, a quien Juan Carlos adoptó formalmente cuando cumplió 21 años.
La tragedia golpeó el 10 de diciembre de 1976, cuando la pareja fue secuestrada en su domicilio en un operativo de civiles armados. Marta estaba embarazada de ocho meses y medio, y ambos fueron llevados al centro clandestino de detención ESMA, donde se presume que nació el nieto 138. Este centro albergó más de 30 nacimientos en condiciones inhumanas durante la dictadura.
Una búsqueda inquebrantable
Tras el secuestro, la familia Villamayor inició un doloroso recorrido, presentando hábeas corpus y visitando tribunales sin obtener respuestas. Carmen Antonia Morinigo, madre de Juan Carlos, denunció el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 1979, visibilizando el secuestro de su hijo, su nuera embarazada y el bebé aún por nacer.
Por parte de Marta, el tío Pedro Pourtalé asumió la custodia de Diego, quien desde niño supo que esperaba un hermanito. Diego mantuvo viva la búsqueda, participando activamente en Abuelas de Plaza de Mayo.
Un caso que refleja la lucha colectiva
Desde 1988, las Abuelas denunciaron la existencia de un niño posiblemente hijo de desaparecidos. Gracias al trabajo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) y el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), se logró reconstruir el árbol familiar y cotejar el ADN de un joven convocado por la justicia. Finalmente, el juez Daniel Rafecas informó al nieto 138 sobre los resultados, devolviéndole su identidad.
La verdad que sigue saliendo a la luz
Este caso destaca no solo el horror del terrorismo de Estado, sino también la importancia de las políticas de derechos humanos y los organismos como la CoNaDI y el BNDG. La restitución de la identidad de los nietos robados es una victoria colectiva, un acto de reparación en medio del dolor.
El delito más aberrante de la dictadura, el robo de bebés y la sustitución de sus identidades, vuelve a evidenciarse. Sin embargo, la lucha por la verdad continúa, con más de 300 nietos aún por encontrar.
Desde Abuelas de Plaza de Mayo, celebramos el encuentro del nieto 138 y abrazamos a este hijo de Marta y Juan Carlos en la verdad. Reafirmamos nuestro compromiso de seguir buscando a los que faltan y pedimos sostener el trabajo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, una herramienta fundamental para la defensa de estos derechos.
Hoy, la verdad y el amor vuelven a triunfar. La lucha sigue viva, y con cada restitución, la historia se reescribe desde la justicia.