Seis meses de Milei: menos consumo de pan, leche y carne
Alimentos básicos de la dieta argentina pan, leche y carne están cada vez más lejos de las mesas argentinas. Devaluación, caída de salarios y empobrecimiento generan un combo que golpea de lleno en la comida de los sectores populares. El consumo de carne es el más bajo de las últimas tres décadas y el precio del pan está dolarizado.
Tres componentes fundamentales de la dieta argentina (carne vacuna, leche y pan) registran fuertes bajas en el consumo en el país. El Mercado Ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario (Rosgan) precisó que el consumo de carne bovina, durante el primer cuatrimestre del año, fue de 42 kilogramos per cápita. Son 4,5 kilos menos que el registrado en el último cuatrimestre de 2023 (48,5). El consumo de leche fluida cayó un 19,6 por ciento en el primer trimestre del año y el de leche en polvo un 30,4 por ciento, en comparación con el mismo período del año pasado. Desde los sectores panaderos advierten una merma del 45 por ciento en la venta de pan. Según el Centro de Investigación y Formación de la Central de Trabajadores de la Argentina (Cifra-CTA), publicado en abril, el poder adquisitivo del salario mínimo cayó un 34,1 por ciento desde que asumió Javier Milei.
Según la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de Argentina, la producción de carne en los primeros cuatro meses del año aportó 988 mil toneladas, lo que arrojó una baja del 7,7 por ciento interanual. Sobre este oferta total, 324 mil toneladas se exportaron y 664 mil toneladas quedaron para el consumo interno, 17,5 por ciento inferior al registrado en el primer cuatrimestre del año pasado. “El consumo aparente de carne vacuna por habitante arrojaría unos 42,4 kilos por año en el primer cuatrimestre de 2024, resultando 18,5 por ciento menor al registrado en igual lapso de 2023, el más bajo de las últimas tres décadas”, indicaron desde Rosgan.
Según la Bolsa de Rosario también disminuyeron los indicadores del sector porcino. La producción de cerdos acumula 174.000 toneladas, retrocediendo un 2,4 por ciento interanual. En cuanto al consumo especificaron el mismo suma 177.000 toneladas en el primer trimestre, cayendo un cuatro por ciento interanual y por debajo de los años 2022 y 2023 en el mismo período. El consumo per cápita retrocede así en un kilo por habitante en relación al año pasado, ubicándose en 15,2 kilos por habitante por año.
Un estudio del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca (Creebaa) explica que Argentina tiene un consumo de proteínas animales “similar a los países desarrollados” (72,4 kg Argentina y 69,6 kg promedio en los países de la OCDE) y su distribución está altamente volcada al consumo de carne vacuna. Sin embargo, en los últimos años se percibió una caída en el consumo de esta, señala el informe.
El relevamiento vincula las causas de esta reducción del consumo de carne de vaca con la pérdida del poder adquisitivo en los sectores populares. Para formular esta explicación se tomó como referencia el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), obtenido del Ministerio de Trabajo y el precio promedio de la carne vacuna en base a información recolectada por el Creebba. Concluyeron que hubo una clara caída en el poder adquisitivo de los argentinos a lo largo de la última década. Al inicio de la serie (enero 2013), la relación entre el SMVM y el precio promedio de la carne era un 43,8 por ciento mayor al mes de noviembre de 2023.
“Durante 2023, a pesar de observarse una mejora del poder adquisitivo durante los primeros meses, el aumento sostenido del precio de la carne causó una contracción de mayor magnitud durante los meses siguientes, alcanzando los 39 kilos en septiembre de dicho año (el valor más bajo desde marzo 2022)”, advirtieron.
Por su parte, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna (IPVC) detalló que los precios de los distintos cortes de carne vacuna han registrado una variación del 4,5 por ciento en abril 2024, con respecto al mes anterior. La variación interanual se ubican en un 279 por ciento, según el IPVC. Los informes mensuales de precios de la carne bovina confeccionados por la entidad muestran un acumulado en la suba de precios equivalente al 19,4 por ciento entre enero y abril.
En el país de las vacas se toma menos leche
Las ventas de leche presentaron, en enero de este año, una caída del consumo de 4,6 por ciento en litros equivalentes respecto al mes anterior, por encima de la caída estacional. La comparación interanual evidencia que las leches refrigeradas se compraron un once por ciento menos, la leche en polvo entera un 30 por ciento menos y la leche en polvo descremada un 28 por ciento menos.
La caída fue notoria en todos los productos lácteos. “Los productos de mayor valor agregado y unitario como quesos de pasta muy blanda, quesos rallados, leches saborizadas, yogures, flanes y postres presentaron una gran caída asociada a las subas de precios y al retraso en el poder adquisitivo del sector medio de la población que demanda en mayor cuantía estos productos”, explicaron desde el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), creado por empresas de la cadena lechera y entidades del agro como Crea, Coninagro y Sociedad Rural.
Al completar el primer trimestre del año, la caída de las ventas alcanzaron un 18,7 por ciento en toneladas de producto en comparación con el mismo periodo de 2023, mientras que fue del 15.3 por ciento en litros equivalentes, según el informe del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino. En cuanto a la leche fluida el consumo acumuló una caída del 19,6 por ciento, mientras que las leches en polvo un 30,4 por ciento, en toneladas y en comparación con los primeros tres meses de 2023. Según el informe, también se registró una caída en quesos, que representan el 60 por ciento del consumo de lácteos, del 10,4 por ciento, medido en toneladas.
El Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino, encabezado por el ex ministro de Agricultura Julián Domínguez, indicó que la caída también se registró en la producción: un 14 por ciento interanual en comparación con el primer trimestre de 2023, en promedio la más baja de los últimos cinco años. En cifras totales, la producción del primer trimestre de 2024 fue de 2.224 millones de litros contra los 2.582 millones de litros de 2023.
El pan, con precios dolarizados
A los alimentos que dejaron de consumirse, se suma también el pan. El presidente del Centro Industrial de Panaderos de Merlo, Martín Pinto, estimó en una entrevista con AM750 que “tenemos en todas las panaderías de la Argentina una caída del 45 por ciento en las ventas. La gente no consume”.
El dirigente reconoció el fuerte incremento de precios en ese rubro en los últimos meses, luego de la eliminación del Fondo Estabilizador del Trigo Argentino, creado en marzo de 2022 para subsidiar la harina y fijar un valor de referencia para el mercado interno. “Fue un logro importante del gobierno anterior porque sacó a la harina de la órbita del dólar”, destacó Pinto.
El mecanismo fue creado tras el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania —dos países líderes en el mercado mundial de trigo— que había generado un alza global de los precios del cereal. Y tuvo por objetivo “estabilizar el costo de la tonelada de trigo comprada por los molinos argentinos” para “mantener una estabilidad en la participación de la bolsa de harina como componente del costo de los productos derivados de ella”.
En abril de este año, a través de la Resolución 142/2024, el ministro de Economía, Luis Caputo, dispuso su liquidación al considerar que “las condiciones que motivaron la creación del Fondo Estabilizador del Trigo Argentino no se encuentran presentes en el momento actual”. La decisión acompañó la liquidación de otros fondos fiduciarios, bajo el argumento de achicar los gastos del Estado, entre ellos, el Fondo de Integración Socio Urbana o el Fondo Nacional de Incentivo Docente. En el caso del trigo habilitó la dolarización del precio del cereal y el incremento del precio del pan y los derivados.
Alimentos de primera necesidad en Argentina
El informe “Una mirada sobre la evolución del consumo alimentario a nivel mundial y en Argentina en las últimas seis décadas” (de Daniel Díaz, Andrea Goldberg, Rosa Fernández, Laura Barbieri y Andrea Graciano) ofrece una perspectiva histórica sobre el consumo en el país desde 1961 a 2021. En él se evidencia cómo durante las crisis (de 1989 y de 2001) se registraron las mayores caídas en la compra de alimentos. Pero también señala que tanto la leche, como la carne y el trigo son la base de la dieta de los argentinos.
En el período estudiado, el consumo aparente per cápita de alimentos creció en el mundo un 42 por ciento, mientras que en Argentina aumentó un cuatro por ciento. El informe señala que el país experimentó “oscilaciones que coinciden con los distintos procesos socioeconómicos” acaecidos durante seis décadas, pero siempre superó el consumo aparente de alimentos per cápita mundial (a inicios de la década del ’60 en casi un 50 por ciento y finalizando la segunda década del nuevo siglo por una diferencia de sólo un siete por ciento).
El estudio compara: “En el mundo, el grupo de alimentos más preponderante dentro del CAPC (Consumo de Alimentos Per Cápita), es el de los cereales que, junto con las hortalizas frutas y feculentas representan dos tercios del volumen total. La leche, carne, pescado y huevos alcanzan un veinte por ciento, seguidos por los azúcares, aceites y grasas con un cuatro y tres por ciento respectivamente. Pero en Argentina, los grupos carne, pescado, huevos y leche sumados al trigo alcanzan los dos tercios del CAPC total, mientras que el tercio restante aglutina a los demás grupos de alimentos (frutas, hortalizas, feculentas, azúcares, aceites, frutos secos, etc.)”.
En cuanto a los cereales, que aportan hidratos de carbono, a nivel mundial la presencia del trigo es del 42 al 45 por ciento, seguido por el arroz entre el 32 y 36 por ciento y el maíz entre el 8 y 12 por ciento. En Argentina, el trigo se consume en un porcentaje del 84 por ciento en relación a otros cereales.
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