Un millón de niños y niñas no cenan
Así lo reveló una encuesta de Unicef, presentada en el marco de la campaña “El hambre no tiene un final feliz”. Las proyecciones alertan que al primer trimestre de este año, la pobreza alcanzó al 70,8% de la población infantil.
Según un estudio realizado por Unicef, un millón de niños, niñas y adolescentes se va a dormir sin cenar. Además, otro millón y medio de personas de la misma población etaria se saltea una comida al día a causa de la escasez de recursos en sus hogares.
Estos datos fueron presentados por la organización que atiende los derechos de las infancias en el marco de la campaña El hambre no tiene un final feliz y corresponden a un estudio que abarca el período 2016-2023 y microsimulaciones con perspectivas a marzo de este año. Se trata del octavo de este tenor que el organismo hace en nuestro país, tomando como base la Encuesta Permanente de Hogares.
Además, la presentación muestra que cada día, 4,5 millones de adultos también se saltean alguna comida y priorizan que sean los más chicos del hogar quienes puedan alimentarse.
El grueso del trabajo corresponde a períodos anteriores a la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada. Sin embargo, en los datos más actuales se ve un empeoramiento de la situación desde el 10 de diciembre pasado. Por ejemplo, los 10 millones de chicos y chicas que comen menos lácteos y carne que el año pasado por falta de ingresos suficientes en sus hogares.
Un dato significativo respecto a la Argentina gobernada por el anacorcapitalismo es que el 52% de los hogares tuvieron que dejar de comprar algún alimento por falta de dinero.
Otro aspecto que se desprende del informe de Unicef es la diferencia entre hogares nucleares y monomarentales. En el primer caso la pobreza infantil es del 57,5%, mientras que en el segundo, se estira a 67,5%. Al llevar esa comparación a la pobreza extrema, los números son 12,1% y 27,6%, respectivamente.
Cuando la comparación se hace entre los ingresos monetarios totales que tiene el hogar y los que serían sin las ayudas sociales del Estado (AUH, Progresar, etc), se ve que la pobreza varía del 57% en el primer caso al 59,2% en el segundo. En tanto, la pobreza extrema es 14,3% con transferencias del Estado y de 23% sin ellas.
Al salir del aspecto estrictamente monetario, Unicef ahonda también en otras vulneraciones que padecen niños y niñas que viven en nuestro país. Se refieren a carencias de educación, vivienda, hábitat, protección, agua y saneamiento.
Desde esta óptica, hasta el primer semestre del año pasado, las privaciones vinculadas a derechos afectaban al 42,6% de las niñas y niños en Argentina, mientras que el 16,7% de las chicas y chicos experimentaron privaciones severas. Si los porcentajes se traducen a números totales, se habla de 5,4 millones de niñas y niños privados y a 2,1 millones severamente privados.
En la previsión de corto plazo, los augurios no son buenos. El organismo vaticina que al primer trimestre de este año la pobreza afecta al 70,8% de los niños y niñas y la pobreza extrema, al 34,4%.
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