Corrupción sin filtros: La Libertad Avanza demuestra ser la peor versión de la casta

Redacción Raíces Digital | Mientras prometían terminar con los privilegios y la política del “acomodo”, los dirigentes libertarios construyen una red de extorsión, amiguismo y corrupción en los organismos del Estado. Un exdirector de ANSES reveló que le exigieron parte de su sueldo y una caja de champán para mantener su cargo.
El discurso contra la casta política fue el caballo de batalla con el que Javier Milei y La Libertad Avanza llegaron al poder. Pero las promesas de transparencia, recorte de privilegios y fin de la corrupción se desmoronan rápidamente ante una sucesión de escándalos que revelan que los libertarios no vinieron a terminar con la casta: vinieron a reemplazarla y a perfeccionar sus peores prácticas.
Uno de los casos más evidentes es el de Rafael Cuchinelli, abogado y exdirector de ANSES en Cipolletti, quien denunció públicamente que fue presionado para entregar el 10% de su salario y una caja de champán valuada en 1.500.000 pesos como condición para conservar su puesto. “Me negué a poner el 10%. Si no sos obsecuente, no podés ser parte”, aseguró en una entrevista radial.
Detrás de esa maniobra está Lorena Villaverde, diputada nacional y referente de La Libertad Avanza en Río Negro, quien ubicó a Cuchinelli en el cargo y luego lo hizo echar por razones “políticas” cuando se negó a pagar el “aporte”. El propio abogado reveló que el partido no tiene una tesorería formal ni cuentas bancarias abiertas en la provincia, por lo que no podía saber a qué bolsillos iba realmente ese dinero.
La denuncia se suma a otros casos similares en distintos puntos del país, como en Chaco, donde también se investiga una presunta red de recaudación extorsiva desde ANSES y PAMI para financiar al partido. Las prácticas que antes señalaban como mafiosas ahora parecen moneda corriente en la interna libertaria.
Cuchinelli fue despedido pese a que un día antes de su salida recibió un correo de felicitación por parte de la central de ANSES en Buenos Aires por haber cumplido con todos los requerimientos. No fue un problema de gestión, sino de sumisión.
Detrás de los gritos y las motosierra, la realidad empieza a emerger: La Libertad Avanza no vino a destruir la casta, sino a hacer negocios con el Estado. Sus dirigentes se reparten cargos, piden “diezmos”, y se manejan con lógica de patrón de estancia.
No hay épica de libertad, ni refundación, ni “nueva política”. Lo que hay es corrupción, extorsión y prácticas autoritarias, disfrazadas de rebeldía antisistema.
La sociedad debe estar atenta: los que dijeron que venían a cambiarlo todo, están haciendo lo mismo que criticaban. Pero peor.